miércoles, 12 de agosto de 2009

Creer

A veces pienso en la muerte y todo mi ser se estremece. Me contacto con lo desconocido, creo que luego de la muerte se está presente, pero ¿De qué forma? ¿Dónde estás? ¿Qué queda de ti? En alguna etapa no tan lejana de mi vida experimenté mucha angustia frente a la muerte, o tal vez frente a lo que termina, lo que se aleja, lo que desaparece, y me espantaba ante la idea de perder recuerdos, vivencias, toda una vida, esfuerzos, construcción de vínculos, personas amadas: La pérdida me atemorizaba (hoy un poco menos). Hace poco me puse a pensar sobre el tema y me dí cuenta de que suelo darle cabida al temor, a lo más oscuro respecto a la muerte, tal vez por un dolor aún no reparado como fue la pérdida de mi mamá, y dije ¿Porqué no dar cabida también a la confianza? a la fe de que todo esto tiene un sentido, una razón de ser (y de que la tiene, la tiene), de que recibimos (o recibo) señales maravillosas de lo que es la vida, y lo que seguirá siendo (y es) aún más allá del cuerpo físico. Creer en lo que de verdad creo, pero que frente al escepticismo me hace a dudar, saber que por algo y para algo estamos en la tierra (estoy convencida del gran milagro que somos, que soy). Consiste a ratos en sobrevivir y ante ponerse con paz sobre un tema a veces tabú, pero que ocupa muchas veces mi mente, generando dudas. Me invito así a vivir con todo, entregarme, total la vida es una sola y es pa vivirla aquí y ahora, costruirla con lo que uno quiere, sembrar lo que deseas que de ti en el mundo quede, como cosecha, porque como un profe m dijo una vez, somos como velas que nos encendemos al nacer, y que a lo largo de la vida, con nuestras vivencias y actos, encendemos otras velas, y entonces, por más que físicamente nos apaguemos, nuestras velas quedarán encendidas y en ellas viviremos nosotros... Deja tu huella, decide qué quieres dejar.

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